viernes, abril 01, 2016

notas de un impostor / 6





Eso que escribes son cartas diferidas, palabras a destiempo que nunca llegarán a su destinatario, respuestas a preguntas que alguien planteó hace mucho, cuando responder habría servido de algo. Toda escritura es tardía por definición, esto es, inútil a efectos prácticos, porque supone una relación con el tiempo que nada tiene que ver con el paso del reloj o del calendario; y que tampoco se corresponde con las habituales cadenas de causa-efecto que sostienen nuestro día a día. La ocasión visible o aparente del libro es sólo una coartada, una especie de Macguffin que desvía la atención del motivo real que lo originó. Pero tardía no quiere decir impertinente. Porque esa relación peculiar con el tiempo presupone –a menudo contra toda expectativa sensata– la existencia de un lector para quien el libro llega siempre en el momento justo.

3 comentarios:

ÍndigoHorizonte dijo...

Incluso lo tardío llega en su momento justo.

Alfredo J Ramos dijo...

Ese lector es el que verdaderamente hace real el texto, lo vivifica, hace que se cumpla su sentido, su condición de flecha. Y el autor, más bien demiurgo ( o tal vez "un kurdo", como sugiere el corrector del iPad, que se ve que está muy al día, pero sabe poco de filo Sofía), es tan sólo, y nada menos, el primer lector. Me gustan mucho estas " imposturas" tan bien fingidas (en el sentido pessoal).

Jordi Doce dijo...

Bueno, es un cuadernillo que va haciendo su camino con tranquilidad, como debe ser... Gracias por por la lectura, amigo--abrazo, J12