domingo, septiembre 28, 2014

simic / un fragmento





Tomé de mis padres la idea de combatir las noches de calor de Manhattan durmiendo en la azotea. Es lo que habían hecho durante la guerra, salvo que no era una azotea sino una larga terraza en el piso superior de un edificio del centro de Belgrado. Cómo no, era noche de apagón. Recuerdo inmensos cielos estrellados, y la ciudad totalmente en silencio. Comencé a hablar, pero alguien –al principio no supe quién– me tapó la boca con su mano.

Como en un barco en medio del mar, nos cubría un manto de nubes y estrellas. Navegábamos a toda máquina. «Allí es donde comienza el infinito», recuerdo que dijo mi padre, señalando el lugar con su larga y oscura mano.

miércoles, septiembre 24, 2014

la mano azul





De pronto me asomo a esta bitácora y me doy cuenta de que han pasado más de dos meses desde mi última entrada; y que el verano y sus muchas distracciones han dejado de ser una excusa válida desde hace tiempo. Pido disculpas a quienes siguen esta página con mayor o menos asiduidad, pero confieso que llegué (mentalmente) exhausto al final del pasado curso y que estas semanas de alejamiento me han hecho bien. O eso creo. Tampoco es que haya estado ocioso, precisamente. Y algo de todo lo que he ido haciendo se filtrará tarde o temprano aquí. Es cosa de dejar guiarse por la intuición, que ella dicte los ritmos, las frecuencias.

Uno de los últimos trabajos que cerré antes de inclinar la testuz a mediados de julio fue escribir el prólogo de este fascinante libro que acaba de publicar Fórcola Ediciones: La mano azul. La generación beat en la India, de la escritora norteamericana Deborah Baker: un retrato de grupo entero de Ginsberg & cía. durante los años cruciales que siguieron a la publicación de Aullido y En la carretera, hasta acabar en el viaje a la India que Ginsberg y su compañero Peter Orlovsky realizaron a la India entre febrero de 1962 y mayo de 1963 (que coincide más o menos en el tiempo con el que hizo Gary Snyder en compañía de su esposa, la también poeta Joanne Kyger).

Descubrí A Blue Hand (que así reza el título original) hace años gracias a la generosidad de un buen amigo, el poeta y profesor Carlos Ardavín, le hablé de él con entusiasmo a Javier Jiménez, creador y director infatigable de Fórcola Ediciones –que es ya una editorial de referencia en el ámbito del ensayo, las crónicas de viaje y las biografías– y, lo and behold!, aquí está el libro, años después, estupendamente traducido por David Paradela López y con la misma imagen en portada que la edición americana: Ginsberg jugando con un mono en la azotea de uno de sus hospedajes en la India. El resultado no podía ser más atractivo, incluso para el lector poco interesado, en principio, en la obra de los beat.

El libro, como apunto en el prólogo, se organiza como un mosaico que arracima «pasajes más o menos extensos que se compensan y corrigen mutuamente, administrando con sabiduría los flash-back y las citas documentales –cartas, diarios–», en un intento de abarcar los movimientos –incesantes, impredecibles– de los diversos miembros de la tropa ginsberiana. No diré que se lee de un tirón, porque hay que estar atento a las idas y venidas de los muchos personajes que lo pueblan, pero sí que es una lectura memorable, seductora, que atrapa desde la primera página. Y es una pieza fundamental de la bibliografía sobre los beat, porque nadie ha contado su aventura india como Deborah Baker. También es verdad que quizá nadie estaba mejor equipado para hacerlo, pues Baker –casada con el escritor anglo-bengalí Amitav Ghosh– ha vivido en Calcuta desde 1990 y conoce perfectamente la India moderna (sociedad, costumbres) así como el mundo cultural que hace de telón de fondo a los viajes de Ginsberg y de Snyder.

Como no es cosa de repetir lo que digo en el prólogo, lo dejo aquí. El libro entró a principios de septiembre en las librerías y el amarillo encendido de la cubierta lo vuelve inconfundible en cualquier mesa de novedades. No os lo perdáis.