viernes, octubre 28, 2011

el cuaderno

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Este próximo domingo 30 de octubre sale a la calle el tercer número de «El Cuaderno» [Semanal de Cultura de La Voz de Asturias], un nuevo suplemento que dirige el periodista y escritor Juan Carlos Gea y de cuyo consejo editorial formamos parte Juan Cueto, Julio César Iglesias, Álvaro Díaz Huici, Elena de Lorenzo, Miguel Barrero, Jaime Priede y un servidor. El Cuaderno se distribuye de forma gratuita con el diario La Voz de Asturias y ve la luz todos los domingos. Después de dos números centrados en Leonard Cohen y la cultura del fútbol, respectivamente, le toca el turno a un número más diverso y difícil de definir, pero por eso mismo, quizá, más sugerente: artículos dedicados a Tomas Tranströmer, Gonzalo Suárez o Wilco, reseñas de libros de Simon Leys y Jonathan Lethem, poemas inéditos de José Luis Piquero… En fin, material de primera, algo imprescindible si queremos hacer realidad nuestro deseo primero: traer el presente cultural a Asturias, hacerlo convivir con la realidad de la región, ensanchar y poblar horizontes para no caer en las trampas del provincianismo. Evitando siempre, eso sí, la repetición de firmas, secciones o temas, la sensación de rutina que dan muchos suplementos, la tendencia de muchos críticos a instalar su columna o su reseña en mitad de la plaza y soltar cada fin de semana el mismo discursito previsible.

A la espera de que la página web sea operativa (algo que, me aseguran, no puede tardar), podéis asomaros a la página alternativa que hemos abierto en Facebook para ir anunciando contenidos y actividades. Tan pronto sea posible leer el suplemento fuera de Asturias, en formato virtual, lo anunciaré aquí. Entretanto, os dejo con la portada del nuevo número, colorista remake/remodel (los fans de Roxy Music me comprenderán) del pintor asturiano Alfonso Fernández.
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jueves, octubre 27, 2011

but a child's play


Sabemos que jugar es el modo inconsciente en que un niño aprende a ser adulto. Lo que nadie se molestó en añadir es hasta qué punto la adultez consiste, inversa y hasta perversamente, en jugar a ser adulto.
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martes, octubre 25, 2011

burnside / nosotros

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nosotros

Así debiera ser:
la calle azul, el carro de la leche,
olor a tinta y grano.

Nada conforta al ojo
como las vallas y los muros
salpicados de lluvia verde

o crestados de nieve, en
el alba que rezuma.
Nada nos calma tanto
como los setos y las puertas,

la sensación de ser
cuartos secretos
al fondo de la casa única,
dedicados al tiempo y el espacio.



No sé cómo es para los demás, pero el trabajo de producción de un libro me resulta cada vez más difícil. Y no digamos ya si se trata de una traducción. Corregir pruebas es lo de menos; pero es un menos por el que uno, casi sin querer, empieza a dudar de todo, a cotejar obsesivamente la traducción con el original, a preguntarse por qué tradujo este o aquel verso de un modo que ahora –tres o cinco o siete años más tarde– le resulta sospechoso… Se lanza uno a corregir y hasta reescribir versos enteros, y es como si se hubiera abierto la caja de Pandora: cada cambio provoca a su vez media docena, y pronto las ramas (si al menos fueran árboles) impiden ver el bosque. Digo esto porque desde hace días ando inmerso en la corrección de las segundas pruebas de la antología del poeta John Burnside, Conjeturas y esperanza, que Pre-Textos tiene previsto publicar antes de que acabe el año (creo que ya he hablado de ella en esta página). Inmerso es la palabra. Traduje los primeros poemas de Burnside hace como quince años; los últimos, hace dos. Su trabajo me ha acompañado de forma intermitente desde 1993. Y, sin embargo, sigo insatisfecho con el resultado, tocando y retocando los poemas, remiso a enviar el libro a imprenta y darlo por concluso. Es falso que los años den más seguridad. Lo que dan es cierta capacidad de distanciamiento, de resignación: bueno, se dice uno, ya has vivido esto antes y al final el trabajo sale adelante, parece funcionar. Pero la incertidumbre crece con cada nueva entrega, también el recelo, hasta el punto de que debo –no es retórica– obligarme a poner los codos en la mesa antes que el libro se envenene sin remedio.

Entretanto, conjuro el miedo compartiendo en esta página el poema inaugural de la antología; un poema de The Hoop (Carcanet, 1988), el libro con que Burnside se dio a conocer a los lectores y que resume, en apenas unos versos, muchas de las constantes de su obra. Un poema otoñal, sí, también una especie de mantra con el que el propio Burnside se educó para la normalidad (sic) después de muchos años de trastornos vitales y psicológicos. Además, y sin que sirva de lenitivo, creo que dice o habla también en español.


us

This is what ought to be:
blue street, milk float,
the smell of ink and grain.

Nothing soothes the eye
as walls and fences do,
speckled with lilac rain

or snow-ridged, in
the seeping dawn.
Nothing soothes us more
than hedges and doors

and the sense of ourselves
as secret rooms,
deep in the one house,
busy with space and time.
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miércoles, octubre 19, 2011

3


No te ensañes conmigo, no niegues mi existencia a toda costa… Te expones a que resucite.



Todos se apartan a la vez, y entonces él despierta.



Seguiré leyendo mientras me quede vida, declara, entre jovial y retador. Sí, muy bien, pero ¿cuántos libros seguirán leyéndole durante ese tiempo?

domingo, octubre 16, 2011

field commander cohen

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Era un disco lejano del comandante Cohen, nueva piel para la vieja ceremonia, quién por el fuego, quién junto al agua, con ángeles volando que hacían el amor bajo un ala improbable, pintada torpemente por la vieja censura. Era el disco del hotel Chelsea, era esto lo que querías, hay una guerra –como si hubiera olido, muerte de un mujeriego, su futura pendencia con el guerrero Spector–, y la voz condensada, arrastrándose sobre un fondo espartano de guitarras y banjos socarrones. Crecíamos extraños y la voz ayudaba, daba claves. Decía: no sabréis más que ahora, no hay descanso, tomad esta intemperie y haced algo con ella, lo que podáis. Sigue diciéndolo. ¿Y quién diré que llama?

(El Cuaderno, La Voz de Asturias, 16/10/2011)


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jueves, octubre 13, 2011

espantapájaros

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El que guarda silencio para impedir que los demás conversen con fluidez, intimidados por su rigidez de estatua, y el que habla sin parar para impedir que los demás metan baza, aturdidos por su locuacidad, son la cara y la cruz de una misma moneda. La cuestión es imponerse, y esta es una de esas manías que no hace sino agravarse con la edad. El anciano taciturno y el anciano charlatán son primos hermanos, pues, y las estratagemas con que buscan preservar su dominio no se detienen ante nada. Lo mismo da fingir una sordera que hacer de santo laico; el caso es conmover a cualquier precio, llamar la atención, como si sólo así, provistos de un cordón de seguridad de oyentes y escuderos, pudieran espantar a la Parca. Lo malo es que también los vivos, a poco que guarden cierto sentido de la medida, terminan espantados.
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lunes, octubre 10, 2011

monósticos / 11

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mano de Miles Davis, foto de Irving Penn


Sabía ver el mundo como si no estuviera en él.
Olvido, indiferencia, estas eran sus señas.
También piedad, a veces, una extraña ternura.
El piloto parpadeaba a ratos, con desgana.
No era cosa que debiera inquietarle.
Según el plan en curso, sobraban las urgencias.
Sin embargo, sentía un eco de los antiguos vínculos.
Algo se removía a tientas allá dentro.
Corrigió una palabra de su informe y se puso a esperar.
Siguió esperando mientras la Tierra giraba.
Si las piezas debían encajar, él no veía cómo.
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viernes, octubre 07, 2011

yeats / 2 poemas breves

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John Duncan (1866-1945)



reprende al zarapito

No lances tu chillido al aire, oh zarapito,
o lánzalo tan sólo al agua del Oeste;
pues tu chillar me trae a la memoria
finos ojos ardientes y sus largos cabellos
palpitando pesadamente sobre mi pecho.
Bastante mal hay ya en el chillar del viento.



oye el grito de las juncias

Me aventuro por la orilla
de este lago desolado
donde el viento aúlla en las juncias:
Hasta que no se rompa el eje
que sostiene a los astros en su ronda,
y las manos arrojen a lo hondo
los pendones del Este y el Oeste,
y se desciña el cinto de la luz,
no ha de yacer en sueños
tu pecho junto al pecho de tu amada.


trad. J. D.; aquí, allá, los originales.
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miércoles, octubre 05, 2011

hacia la tierra inalcanzable

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2011 es, entre otras muchas cosas, el Año Milosz, pues el gran poeta polaco (aunque de origen lituano) nació hace justamente cien años, en concreto el 30 de junio de 1911. Coincide este aniversario con la publicación en España, por fin, de una amplia antología de su obra (Tierra inalcanzable) a cargo de Xavier Farré. A mi juicio, uno de los libros fundamentales de lo que llevamos de año y un auténtico privilegio para los lectores. De Milosz sólo teníamos una pequeña antología publicada en 1984 por Tusquets Editores que –a decir verdad– no terminaba de hacerle justicia. La selección de Farré es más representativa y –lo que es más importante– está mucho mejor traducida.

Presentamos el libro en Madrid a finales del pasado mes de abril en la sede del Círculo de Lectores en Madrid. Leí entonces un texto que, debidamente corregido y ampliado, vio la luz en el número de verano de
Revista de Occidente. Resucita ahora en versión digital gracias a la hospitalidad de Juan Manuel Macías, quien ha decidido incluirlo en la sección de firmas invitadas de la página de DVD Ediciones. Una sección, por cierto, sin desperdicio. Ahí aparece, entre otras joyas, la hilarante reseña que mi buen Eduardo Moga dedica a esos poetas (sic) incapaces de convivir con la incertidumbre. En fin, ojalá el texto os guste y, sobre todo, os lleve a leer la obra de Czeslaw Milosz, uno de los grandes poetas y pensadores del siglo pasado.
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lunes, octubre 03, 2011

exprés


Mientras ojeo la mesa de novedades –sin ánimo para hojear como es debido–, me salta a los ojos el anglicismo, en grandes titulares, de una faja publicitaria: Un clásico instantáneo… Dan ganas de añadir: Vierta un poco de agua y…
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