sábado, abril 10, 2010

tregua

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Bajo el agua de cobre de la tarde
mira cómo la sangre pactó con sus demonios.
Días sin culpa, dioses próximos
como el aire que silba en los aleros:
la luna, que es amiga del erizo de mar;
el sol, que da calor a sus entrañas.



Un brevísimo poema reciente, casi un epigrama, en el que vuelvo a ese curioso edén tardío con el que fantaseo a veces (ver también «De vita beata»). Sospecho que tiene que ver con el mucho trabajo que me espera estas próximas semanas. Cualquier cosa menos este barullo, me digo, aunque luego el día a día sea más llevadero. En este contexto, decir tregua es como decir nostalgia de lo fácil, de lo sencillo. O deseo, quizá, pues su tiempo es el futuro.

3 comentarios:

Elías dijo...

Precioso, Jordi, eso del aire como un dios próximo.
O ésos otros dioses, que en
"De vita beata", se arrodillan en tu casa.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Pero, pregunto, ¿qué necesidad tiene un poeta de comentarse a sí mismo, de escribir más palabras en el autocomentario que en el propio poema, de guiar la lectura libre del lector con orientaciones que rezuman un cierto paternalismo?

Jordi Doce dijo...

Touché, anónimo, aunque en mi descargo diré que no pretendo convencer a nadie. Si el poema no te gusta o no te funciona, ningún comentario que yo haga tiene derecho a remediarlo. Y me defiendo: no creo que haya paternalismo en lo que digo, sólo un relato de las circunstancias en las que he escrito el poema, nada más. Gracias por tu lectura, en cualquier caso. J12