miércoles, marzo 25, 2009

retirada

Silba una bala repentina y uno de los que marchaban con nosotros cae al suelo. Huimos en apretadas columnas y no hay tiempo para el lamento. Pasan cinco minutos y otra bala azarosa irrumpe en la formación. Algunos miran a su alrededor, acobardados, otros aceleran el paso, pero nadie sabe quién será la nueva víctima. Desde siempre hay abierto un largo y lento goteo de rezagados a los que nadie asiste o recoge, mientras persiste la esperanza de que su derrota sacie el hambre de nuestros atacantes.

3 comentarios:

Diego Fernández Magdaleno dijo...

Querido Jordi: al conocer la noticia del suicidio de Nicholas Hughes me ha recorrido un escalofrío y he recordado tus traducciones de Ted Hughes.
Abrazos,

Diego

Esther Cabrales dijo...

Y por eso en el trabajo, los codazos, los pisotones, empujones, todo vale con tal de no ser uno de los rezagados.

Jordi Doce dijo...

Sí, Esther, la dichosa carrera de la vida, que en el fondo (y en la forma) es una carrera mortal...

La noticia es terrible, Diego. La historia se repite y se ensaña con esa familia. Pienso que, por fortuna, Ted Hughes está muerto y no ha tenido que padecer la muerte de su hijo: hubiera sido un mazazo, sin duda. La verdad es que sigo conmocionado por la noticia, por eso mismo no he querido escribir nada al respecto... todavía. Un abrazo , J12