miércoles, marzo 04, 2009

condena

El escritor parco no ha publicado un libro desde hace treinta años. Sus discípulos no dejan de pronunciar su nombre por donde van, le asedian con elogios, redactan decenas de artículos y crónicas donde exaltan su rigor, su integridad. El escritor parco no sale de casa, no concede entrevistas, no se hace notar. Sabe demasiado bien que si publicara la más pequeña línea no habría perdón para él y su cabeza rodaría bruscamente por las columnas de los diarios.

1 comentario:

Esther Cabrales dijo...

Miedo.

Quién pudiera sentir el miedo.