sábado, noviembre 29, 2008

money

El joven, con excepciones, no conoce la naturaleza coercitiva del dinero, es decir, su peso en las acciones e inacciones de sus mayores. Su juicio de estos actos es severo y su severidad, ignorancia. Pero, si es inteligente, seguirá bebiendo a sorbos de esa ignorancia –de esa inocencia– toda su vida. De otro modo, llegará a pensar que todo es justificable, que el dinero es la medida y respaldo de todas las cosas. Él mismo sentirá en sus carnes el látigo del dinero, el yugo inalterable de su obtención y su comercio. Mantendrá la cordura si recuerda sus viejas sentencias, la exageración de los absolutos que con tanta alegría y desconocimiento aplicaba a los demás. Y, como recompensa, le darán espacio para tomar aliento, esquivar la llave de luchador de sus propios compromisos.

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