miércoles, julio 23, 2008

robert graves, deiá


Entre las emociones de julio, la visita a Ca n'Alluny, la casa de Robert Graves en Deiá, una tarde de luz ecuánime, en completa soledad, sin prisas ni molestias (la responsable no tardó en aclararme que en verano casi no había visitantes, sólo «ingleses y algunos alemanes»). Los olivos y frutales del jardín, la piedra clara de los muros, la penumbra espaciosa de su cuarto de escritor, las vitrinas con libros, cartas y manuscritos... Todo muy bien cuidado, con gusto y elegancia.

Aquí está la foto (tomada por mi hermano) del escritorio donde Graves trabajó durante cerca de medio siglo. La cuelgo junto con un poema («una canción») que traduje hace muchísimos años, quizá veinte, y que rescato a modo de homenaje. Por alguna razón, nos quedamos sin tiempo para subir al cementerio y visitar su tumba. Aunque no soy aficionado a estos encuentros fetichistas (ni a hacer literatura barata al respecto), en este caso, al menos, tengo la sensación de haber faltado a una cita. Ojalá no tarde en remediarlo.


CANCIÓN: CEREZAS O LIRIOS

No hay más alternativa a la Muerte que el Amor,
ni más alternativa al Amor que la muerte.
La amistad coquetea en el sendero del Amor,
la dolencia en el de la Muerte.
haciendo cuanto pueden junto al lecho
con frutas y flores compradas al vendedor del carro.

No hay más alternativa a la Muerte que el Amor
ni más alternativa al Amor que la Muerte.
Derrama, pues, Amor, sobre mí tus cerezas,
o cúbreme de lirios, Muerte:
pues ni ella ni yo fuimos nunca de aquella raza
que duda o juguetea con la verdadera necesidad.

Trad. J. D.

6 comentarios:

Ernesto Castro dijo...

Sino has ido te recomiendo que vayas sin falta. La tumba tiene una pinta estupenda. El nombre de Robert Graves parece como dibujado por un niño con un palo.

Jordi Doce dijo...

Hola de nuevo, Taun. Lo haré sin falta tan pronto regrese. Me lo debo. Disfruta del mes.

Delfín Beccar Varela dijo...

Jordi, que buen poema compartes con tus lectores, coincido mucho con esa idea del Amor y la Muerte.

En cuanto a la visita que realizaste, me genera un poco de envidia, admiro mucho la obra de Graves y me encantaría seguir los pasos que caminaste.

Mi primera visita por aquí, un gusto encontrar tu blog.

te dejo un saludo y aprovecho para hacerte una invitación para que conozcas mi espacio: www.minificciones.com.ar que espero sea de tu agrado.

Delfín

Luna Miguel dijo...

me ha gustado.

gracias.





un beso.

Jordi Doce dijo...

Gracias a los dos por vuestra complicidad, me alegra que os haya gustado el poema. Y, Delfín, ahora mismo me acerco a tu espacio en la red. Gracias por la info. Un abrazo.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Me has hecho recordar un verano de hace apenas cuatro o cinco años y el paisaje de Deiá. Cómo el cielo se desplomaba sobre sus casas ocres, sus callejuelas empinadas y su pequeño camposanto, situado en lo más alto del pueblo. A su entrada, parsimoniosos, trabajaban dos obreros. Les pregunté por la tumba de Robert Graves, entonando en inglés el apellido del escritor allí enterrado. Dudaron unos instantes hasta que el más joven intuyó que buscaba la lápida del Graves, dicho tal y como se escribe, como si fuera el apodo de un peón caminero asturiano. Empujé la puerta. Entre un montón de modestas tumbas de quienes allí reposan con la Tramontana y el mar Mediterráneo por compaña, se encuentra Robert Graves bajo la más humilde piedra y en medio de una silenciosa calma. En días luminosos y sin calima, desde ese altozano se puede ver hasta la isla Dragonera, aquella que un día, como cantó María del Mar Bonet, dejó su casa y se perdió por los bosques del mar para tener los ojos siempre mirando hacia las estrellas.
Un fuerte abrazo, Jordi.